Ruy on Nostr: Nadie podía derrotarle. Bueno, mejor dicho, ningún boxeador podía derrotarle, ...

Nadie podía derrotarle. Bueno, mejor dicho, ningún boxeador podía derrotarle, porque entonces apareció ante él un rival mucho más fuerte y peligroso que cualquier púgil: el poder establecido de los Estados Unidos.

Lo condenaron por insumisión, rechazaron su petición de ser considerado objetor de conciencia sin ni siquiera molestarse en dar un motivo. Apelación tras apelación le fue negada su objeción de conciencia y la última palabra la tenía el Tribunal Supremo de Estados Unidos, cuyos integrantes ni siquiera veían necesario estudiar el caso.